lunes, 31 de marzo de 2014

Médicos del Hospital Regional Rancagua realizan cirugía de espina bífida intrautero

El equipo médico que desarrolló esta compleja cirugía. 


El Hospital Regional Rancagua (HRR) se pone a  la vanguardia en el desarrollo de la cirugía prenatal  que corrige el mielomeningocele, conocido genéricamente como espina bífida.  

De las14 operaciones que se han realizado a la fecha en nuestro país, casi un tercio se llevó a cabo en el centro de salud regional, siendo desde el año 2012 el único hospital de la red pública nacional en efectuar esta compleja intervención.

La última de ellas se programó para este mes de marzo y fue materializada -en una paciente oriunda de Concepción- por un equipo médico de Clínica las Condes y  del Hospital Regional  Rancagua, integrado  por el Dr. Edgardo Corral, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología; el Dr. Franco Ravera, jefe de Neurocirugía y la Dra. Mirta Tapia, anestesista.

Según explicó el Dr. Corral, el mielomeningocele es un defecto congénito no letal pero discapacitante,  que aqueja aproximadamente a 1 de cada 1.000 nacidos vivos, y consiste en el cierre inicial defectuoso de la columna vertebral y la médula espinal.

“Este defecto de cierre muy precoz hace que la medula  espinal sin protección, quede expuesta  en la etapa prenatal al  traumatismo crónico contra las paredes uterinas. Además, existe  un daño químico directo, pues el líquido amniótico  es  orina fetal y está en contacto directo con la médula”.

El Dr. Ravera explica el proceso: “una vez abierto el útero y utilizando visión microscópica, se repara la disrafia o columna abierta. Se repara por planos, primero la médula espinal, después la cubierta de la médula. Posteriormente, se reparan los planos más superficiales, el músculo y luego la piel. Todo esto dentro de un espacio no mayor a 2 centímetros”.

La operación de espina bífida prenatal es poco frecuente por su complejidad. Sólo se efectúa en Estados Unidos, en muy pocos países de Europa y en algunos países latinos como Brasil y Colombia. Sin embargo,  apoyados  en la experiencia  del grupo de Clínica las Condes, el equipo médico del hospital regional efectúa esta intervención, principalmente por los beneficios que demostró el ensayo controlado, doble ciego  publicado el año 2011 en Estados Unidos con casi 200 casos.   

“Con esta técnica existe una disminución del 50% en la necesidad de instalación de una válvula derivativa posnatal. Cuando estos niños se operan en forma postnatal,  además del cierre en la columna, hay que ponerles en una segunda operación, una válvula, para drenar el liquido céfalo raquídeo y evitar  la hidrocefalia progresiva”, aseguran los especialistas.

Otro objetivo de esta operación es evitar la herniación del tronco cerebral, ya que por un fenómeno hidrostático, esta porción del cerebro desciende  hacia la columna, enclavándose y provocando la muerte. Esta condición  se conoce como malformación de Chiari. 

Así, gracias a esta operación prenatal, en el largo plazo estos  niños tienen una mejora sustancial desde el punto de vista cognitivo y de sus funciones motoras. No sólo disminuye el daño neurológico del paciente, sino que además reducen los costos financieros que se traducen en menos cirugías adicionales, menos uso de órtesis, o días adicionales de hospitalización.

Operación de alto riesgo
Sin embargo, también existen  complicaciones, las que se originan principalmente por el aumento de parto prematuro y por la cicatriz  debilitada que queda en el cuerpo úterino al momento de la intervención.

“Esta es una cirugía  de alto riesgo y  requiere de un equipo médico muy organizado y comprometido. Integrado por una unidad obstétrica, con experiencia en el manejo del parto prematuro  en  un útero grávido con alto riesgo de sangrado; un equipo neuro quirúrgico, con experiencia en la reparación de espina bífida,  y además, un equipo de anestesistas, preparado para el manejo intra operatorio de la relajación uterina, del manejo del dolor fetal y materno y del monitoreo post operatorio”, comenta el Dr. Corral.

La Dra. Mirta Tapia comparte dicha opinión: “La intervención implica un manejo anestésico muy complejo, con uso de muchos medicamentos para tratar a una paciente no  habitual,  ya que está embarazada y con muchas alteraciones fisiológicas. Además,  lleva un feto en su vientre, por lo tanto, hay que mantener a los dos en un plano tal que permita al cirujano hacer la incisión y reparar sin molestia o dolor para ellos”.

ESPERANDO A TOMÁS
La pareja de penquistas conformada por Ángela Troncoso (31) y Ricardo Oliva (32), se enteraron en un examen ecográfico de rutina que su pequeño Tomás tenía como diagnóstico una  espina bífida lumbosacra.  Si bien la noticia fue difícil de asumir en un principio, hoy están esperanzados, más aún, sabiendo que la intervención efectuada a las 25 semanas de embarazo, resultó sin complicaciones.

“Tuvimos una muy buena acogida en el Hospital Regional Rancagua. El equipo médico y todo el personal nos recibió muy bien, nos explicó la operación y respondió todas nuestras inquietudes. 
Siempre confiamos, pues sabíamos que esta era la cuarta intervención de este tipo que realizaba el equipo médico. Sólo nos queda esperar cómo evoluciona el proceso”, dijo la joven madre.


En estas condiciones, el Dr. Edgardo Corral proyecta así, el futuro del equipo médico en el contexto de la cirugía para espina bífida. “La mirada nuestra es elaborar y presentar un proyecto al Ministerio de Salud, para convertirnos en un centro de referencia nacional de cirugía de este tipo. Sin duda, que las instalaciones del nuevo hospital  más  el apoyo que hemos tenido de nuestras autoridades locales,  nos facilitan este tipo de desafíos, es por eso que seguiremos trabajando para perfeccionar esta y otras  técnicas de terapia fetal”. 

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